Sydney nos fascinó nada más poner los pies en sus calles. Sus gentes de toda raza, condición y religión conviven amablemente y todos parecen alegres, desenfadados y tranquilos. Es esto una gran ciudad? A simple vista no lo parece. Aquí no parece existir el estrés y tampoco se vislumbran los habituales signos de diferencias sociales y pobreza que hemos visto en cualquier otra megaurbe del mundo.
DARLING HARBOUR Y COCKLE BAY
Caminando llegamos a esta bahía y puerto recreacional completamente peatonal. Un puerto que se ha reconvertido en un lugar para disfrutar del buen tiempo y de las innumerables actividades a su alrededor, centros comerciales, museos, terrazas, restaurantes… A su alrededor vemos otros puertos con casas y yates particulares como si fuera de lo más normal. Esta ciudad nos está alucinando!! Comemos algo rapidito y seguimos hacia un lugar icónico de Sydney.
SYDNEY HARBOUR BRIDGE
El Puente de la Bahía de Sydney es un gigantesco puente que cruza la bahía y que se terminó de construir en 1932. Por encima, hasta 8 carriles de coches y trenes lo transitan mientras que por debajo constantemente pasan barcos, ferries públicos, yates y también los gigantescos cruceros que traen a miles de turistas a esta ciudad.
OPERA HOUSE
Desde el puente ya vemos el edificio más reconocible de Sydney, la Opera House. Nuestras cámaras llevan horas sin parar de hacer fotos, todo nos parece bello y digno de guardarlo en nuestro recuerdo. Estamos radiantes de alegría!!! La famosa Opera es un edificio con forma de conchas o velas que se encuentra en el centro de la ciudad, sobre la bahía y a espaldas de los grandes rascacielos de Circular Quay, el centro neurálgico de la ciudad.
La verdad es que no te cansas de verlo, desde una perspectiva, desde otra, más cerca, más lejos. Es precioso!!!
Miles de turistas bajan de los cruceros para hacerse la foto oficial. Nosotros vamos a otro ritmo, más tranquilo, incluso visitando el Museo de Arte Moderno que es gratuito y el área de The Rocks, el lugar donde comenzó la colonia de Sydney, inicialmente como centro penitenciario.
Tras más de 8 horas de paseo por esta increíble ciudad, decidimos dejar algo para el día siguiente. Nuestros pies están cansados y no sabemos el por qué. Durante el gran viaje hemos andado eso y mucho más sin notar cansancio, pero ahora lo entendemos. Caminar por cemento es completamente distinto a hacer trekking en la naturaleza y así lo hemos notado. Además sentimos muchísimo la polución propia de toda megaurbe, los pulmones parecen algo más encogidos aquí acostumbrados al aire puro de la naturaleza neozelandesa donde hemos pasado los últimos 3 meses.
Al día siguiente decidimos hacer una excursión a una de las bahías más alejadas con las que cuenta Sydney. Nuestros amigos australianos nos recomiendan ir a Watson Bay que es un parque nacional a poco más de media hora en ferry. Circular Bay es el lugar desde donde salen los ferries públicos que salen hacia todos los puntos que rodean a la ciudad, porque aquí todo es navegable y repleto de bahías.
Nada más partir en el barco nos encontramos otra de esas imágenes que se nos quedan en la memoria para siempre, la gran Opera y el Puente de Sydney vistos desde la bahía. El barco va haciendo paradas en zonas residenciales con casas en medio de playas y rodeadas de naturaleza. Empezamos a creer que esta ciudad es la ciudad perfecta y eso que conocemos muchas por todo el mundo.
WATSON BAY
Ponemos tierra en Watson Bay y nos decidimos a dar un paseo por sus costas y playas. Unas de piedra y otras de arena fina, rodeadas por aguas cristalinas y puras. Alcanzamos el famoso faro que servía de guía a los barcos que querían entrar en Sydney y desde este paraje bello natural parece mentira que a lo lejos veamos la gran ciudad, con sus rascacielos al fondo. Los acantilados son de vértigo. Venga Victor una foto al borde del precipicio!
Volvemos a Sydney a la tarde, esta ciudad nos ha enamorado. Es posible que Sydney sea la ciudad perfecta? Para nosotros sí. We love Sydney! Regresaremos en dos o tres días porque se nos han quedado cosas pendientes del resto de la ciudad. Ahora nos queda sólo preparar el equipaje para el próximo destino. Nos han aceptado un couchsurfing, yuju!!!. Ponemos rumbo al Parque Nacional de las Montañas Azules – Blue Mountains.