El Parque Nacional de las Montañas Azules es una gigantesca área natural, con una dimensión de 11.000km2, algo más grande que toda la Comunidad de Madrid, para que os hagáis una idea del increíble tamaño, a 2 horas y media en tren desde Sydney y una visita imprescindible según nos dijeron nuestro amigos australianos así que no nos lo queríamos perder. Aunque todo no fue como lo esperábamos. Aquí va la historia.
Un hombre (el posteriormente conocido como, el imbécil) nos ha dado un couchsurfing en plenas Blue Mountains, estamos de suerte, podremos visitar el parque nacional y a la vez disfrutar de otra experiencia con locales.
Llegamos a la estación de tren donde nos debe recoger, al cabo de una media hora de espera nos llega una jovencita y nos dice que nos está esperando en el 4×4.
Nos indica que debemos pasar por un supermercado porque la finca en la que vive está lejos de cualquier lugar para comprar. Fue aquí donde conocimos los supermercados Aldi, un oasis de precios bajos en medio de este país en el que todo es carísimo. Mientras Victor acompaña a la chica a hacer la compra, el tipo que ya parecía rarito nada más verle (va sin camiseta) le dice a Ruth algo inquietante.
“Estamos creando la nueva generación de humanos. Aquí lo importante es alejarse de la familia actual para poder crear un nuevo futuro y cumplir los sueños. Vosotros ayudareis a crear esta nueva comunidad”. Perdona????????? Ruth, perpleja, no dice nada hasta que no vuelve Victor. Que tipo más raro, pero vamos a ver qué pasa. No parece peligroso, aunque ya estamos con la mosca detrás de la oreja. No podemos dar marcha atrás porque estamos en medio de la nada.
Llegamos a la finca donde viven. Esto parece un campamento gitano, chozas hechas a mano con cuatro maderos, sin baño, sin agua corriente, electricidad sólo unas horas con generador, una ducha exterior de agua fría, una cocina y una zona común bajo un toldo con dos miserables fuegos, una habitación destartalada donde dormiremos…Lo único chulo es que cerca tienen un río donde darse un chapuzón, rodeado de bosque. Aquí viven ellos y también unos 10 chavales de diferentes nacionalidades que le pagan por un cuartucho mientras trabajan en la zona. Somos los únicos que supuestamente hacemos couchsurfing, el resto debe pagar 5$ diarios. Raro, raro.
El tipo nos indica que este sitio es provisional y que mañana iremos a la nueva finca donde está construyendo la nueva comunidad, en medio de las mismísimas Blue Mountains, rodeados de bosques, valles y ríos.
Hacemos amistad con unos chicos alemanes que viven allí. Nos dicen que van a un lugar cercano (Pitt Town Resrve) donde se pueden ver canguros y que si queremos podemos acompañarles.
Canguros????? De verdad????? Por supuesto, si alguien viene a Australia y no ve canguros es como si no hubiera venido. Nos subimos en su coche, un gran 4×4 y en 5 minutos llegamos al lugar. Una gran sabana con árboles gigantes es el escenario que nos encontramos. Vamos caminando, adentrándonos en la reserva cuando de pronto…Mira, mira!!!!!!!! Una decena de canguros está en medio de un gran pasto. La felicidad nos llena, la emoción nos supera…Que bonitos son, ahí están tranquilamente, saltando, comiendo, mirándonos desafiantes, incluso hay uno con una cría en la bolsa. Decidimos no acercarnos demasiado, pueden ser peligrosos si se ven amenazados y nos mantenemos a unos 50 metros, mientras grabamos vídeos y hacemos miles de fotos.
Sí, hoy hemos cumplido otro sueño, ver kanguros en libertad, y ya van muchos en esta gran aventura por el mundo que dura ya 14 meses. Estamos radiantes.
La cena para todos la prepara cada día una persona de los que viven allí, hoy toca comida francesa de la joven que nos recogió en el tren. Bueno, si a unas patatas fritas con queso fundido se les puede llamar plato típico (se llama Poutine y ya lo probamos en Québec-Canadá). Nosotros vamos a hacer unas tortillas españolas cuando nos toque. Vamos a dejar a la comida francesa a la altura del betún.
Nos vamos a dormir, nos da cosica meternos en el cuchitril y en esas sábanas, por eso colocamos nuestra propia sábana. Finalmente caemos redondos.
Al mediodía, tras esperar varias horas a que el imbécil hiciera “gestiones”, nos subimos al 4×4 junto a la francesa de 19 años (que ya entendemos que es la novia del tío de 45, vaya tela!!). Una hora después llegamos al lugar de la Nueva Comunidad, un bosque de eucaliptos en medio de nada, pero que mucho deja que desear al lugar idílico que nos vendió. No hay ríos, bueno sí un arroyo con sanguijuelas, los valles estarán ahí pero sólo se ven los árboles alrededor y todo lo que hay es un toldo donde tiene una moqueta y una mesa, el resto está por hacer…Madre mía donde nos hemos metido. El tipo sigue enamorado de su lugar y nos indica que podremos vivir aquí todo el tiempo que queramos mientras colaboremos. Pues ya nos has dicho lo que queríamos oír. El problema es que de allí sólo podremos salir si él nos saca, estamos a decenas de kilómetros de cualquier rastro de humanidad.
La tarde la pasamos trabajando como animales, debemos allanar un terreno para colocar un tipi (tienda de campaña grande) a la vez que quitamos maleza y hacemos unos escalones de entrada. Acabamos reventados. El tio parece feliz de nuestro trabajo y nos dice que nos vayamos a dar una vuelta. Vete tú majete. Nos dice que nos quedamos a dormir, cosa que desconocíamos, menos mal que hemos traído algo de comer, pero lo tenemos claro, mañana nos vamos, ya veremos cómo lo hacemos.
A la noche nos reunimos en la zona común y el tipo nos empieza a comer el tarro con discursos filosóficos sobre la vida. Nos mantenemos prudentes y callados pero nos hablamos entre nosotros en español “Este tío nos quiere comer la cabeza. Será estúpido.” Mira chaval, ya tenemos una edad y hemos recorrido medio mundo, no nos vas a adoctrinar como a la niñita de 19 años.
La noche fue mala, llena de bichos en el tipi y con muchos mosquitos. Amanecemos hechos polvo, con picaduras infinitas pero todavía viene lo peor. Nos dice que debemos hacer un puente con unos troncos. Construir un puente? Pero que me estás contando? Pues sí, trae la motosierra y corta dos grandes árboles. Tres horas después de arrastrar dos árboles gigantes el puente queda finiquitado. Hala, ya sabemos hacer puentes también. Vuelve a estar contento y nos dice que mañana haremos nosequé. No perdona, nosotros ya no hacemos nada más. Esta tarde daremos un paseo y nos llevas de vuelta. El imbécil pone mala cara pero la nuestra debe ser peor porque no nos replica. Ya está bien de gilipolleces. No nos da nada de comida pero tenemos algunas reservas. La situación está bastante tensa.
Tras dar solos un bonito paseo por los alrededores nos dice que subamos al coche que nos vamos. Bieeeen!!!! Volvemos a la finca inicial, de nuevo con nuestros amigos alemanes a los que le contamos la situación. Alucinan en colores al saber lo ocurrido. Nos dicen que mañana ellos irán hacia las verdaderas Montañas Azules (es decir, a la zona que los viajeros queremos realmente ver, no ésta) y que nos podemos ir con ellos. De verdad?? Gracias, mil gracias.
La cena para los chicos y chicas la preparamos nosotros esta vez. Las tortillas de patatas, 6 nada menos, hacer furor una vez más. Las devoran mientras jugamos a las cartas bajo el toldo. Lo pasamos genial con los allí alojados, mientras, el imbécil no aparece por allí. Mucho mejor.
A la mañana siguiente, antes de salir con los alemanes nos encontramos otra sorpresa, el imbécil nos dice que debemos pagar 5$ por día. Como? Eso no es lo que decía el couchsurfing. De hecho en couchsurfing no se paga por alojarse. Además hemos currado como unos burros y además no nos has dado ni siquiera algo de comida. No queremos líos y le tiramos los 20$. Vete a la mierda muertodehambre!!!
Los chicos nos dejan en la zona cercana a la estación de tren de Katoomba Train Station, la mejor parada si quieres ver por tu cuenta las Blue Mountains. Nos hacemos algunas fotos con ellos y nos ponemos a caminar hasta el Echo Point, una gran plataforma desde la que se ven las famosas montañas llamadas Three Sisters y desde donde comienza un sendero al borde de los acantilados para disfrutar de las maravillas de este parque natural.
Una inmensa zona natural que mezcla montañas y bosques se nos presenta a nuestros pies. Vamos con calma, saboreando el entorno, recorriendo los 4 kilómetros que nos llevaron hasta las cataratas Katoomba. Al final ha merecido la pena, pese al imbécil.
Comienza a llover, ponemos fin a la visita, parece ser que es tarde (las 7pm) y nos dicen los locales que los autobuses ya han acabado. A las 7??? En fin, toca caminar media hora hasta la estación de tren bajo la intensa lluvia. Intentamos el autostop pero nadie para. Gracias majetes. Por fin en la estación, ponemos rumbo de nuevo a Sydney, pero no sabemos dónde dormiremos hoy o si nos podrán volver a alojar nuestros amigos…A la aventura una vez más.
Como llegar, consejos y precios
- Las Blue Mountains se pueden ver en una visita de una día desde Sydney
- En tren se tarda unas 2 horas y media y cuesta apenas 2,5AUD$
- La estación de tren más cercana es Katoomba Rail Station. Desde allí caminando en 20-25 llegas al Echo Point donde verás las Three Sisters .
- Hay varios trekkings que salen desde allí. Nosotros elegimos uno de unos 4 kilómetros que llevan hasta las cataratas Katoomba.
- La visita al parque es gratuita. Aq
uí os dejamos un mapa de localización y de los trekkings disponibles desde Echo Point.